Usted ha seguido todos los pasos recomendados en las tres lecciones anteriores. Ha dicho lo que quería decir a los medios de comunicación y, con la conciencia tranquila, se dispone a leer la noticia del día siguiente en los periódicos, por ejemplo. Pero... ¡horreur! lo que sale en el diario no tiene nada que ver con sus declaraciones originales; está trastocado, quizá aumentado, quizá incluso cambiado para adecuarse al titular...Paciencia, se ha encontrado usted con uno de los fenómenos más frecuentes en toda comunicación. Se le llama "ruido", y lo experimenta usted varias veces al día. Cualquier mensaje lanzado por un emisor (el que habla o escribe) a un receptor (el que escucha o lee) le llegará a este último con cierto grado de distorsión. SIEMPRE.
Ni siquiera una frase tan común como decirle a un familiar: "Ven a la cocina" le llega al otro de la misma manera que usted la emitió. Usted puede haberla articulado en forma de ruego, y en cambio a su mujer o su hija, por poner un ejemplo, puede haberle sonado a orden. Y entonces... bronca al canto ("Que no me pidas las cosas de esa manera, a mí con órdenes nada").
Pues imagínese el efecto amplificado miles y hasta millones de veces, y se hará una idea de lo que ocurre en los medios de comunicación cuando transmiten una noticia que es diferente a lo que quiso decir el emisor. Cientos de miles de personas escuchando el mensaje equivocado... da escalofríos.
Pero para todo problema hay remedio. Unos cuantos consejos:
1-Ante todo, conserve la cabeza fría. Y llame inmediatamente al periodista para explicarle, de buenas maneras, que ha habido algún error en lo transmitido. Comuníquese primero con el periodista y no con sus jefes, porque si no le estará haciendo la pascua al pobre muchacho/muchacha, que en la mayoría de los casos lo habrá hecho sin intención. En otras ocasiones, y fruto de las sucesivas "barreras" de control que existen dentro de los medios, la "obra de arte retocada" habrá sido obra de algún jefecillo de redacción que, queriendo mejorar lo ha escrito, lo ha destrozado. Hable con el periodista y que éste lo cuente en el periódico para que se publique una rectificación.
2-En raras ocasiones, sobre todo si usted ha ido de buenas, el periodista se negará a rectificar. Puede explicarle a usted por qué y hasta convencerle. Pero si no le convence, o si se pone en pie de guerra, no lo dude y llame a la redacción. Vuelva a explicarlo todo e insista en que quiere una rectificación. Toda fuente tiene DERECHO A QUE LOS MEDIOS RECTIFIQUEN si han equivocado sus declaraciones.
Naturalmente, la casuística es mucho más amplia que lo aquí descrito. En toda comunicación, como hemos dicho, intervienen al menos dos personas, que son como un matrimonio mejor o peor avenido, de modo que la cosa puede salir de múltiples formas. Si logra que le rectifiquen las declaraciones, enhorabuena; si le ponen excusas o se niegan, resígnese a tener que estar recibiendo llamadas indignadas de todos sus conocidos los tres días siguientes. Y no por esta mala experiencia deje de comunicar con los medios si usted lo desea. Puede optar, para minimizar el "ruido", por dar la información que desea por escrito, a través de comunicados de prensa enviados por fax o e-mail a la redacción.
Sobre todo, el que haya mantenido las buenas formas para exigir la rectificación le garantiza que ni el periodista ni el medio le guardarán rencor en el futuro. Y usted tampoco debería guardárselo a ellos si las relaciones han sido correctas, puesto que, como sabe, "ERRARE HUMANUM EST" y el periódico, radio y televisión los componen y dirigen personas tan humanas como usted y como yo.